Una tarde, en el monasterio de Screta, el padre Pastor recibió la visita de un ermitaño.
- Mi orientador espiritual no sabe cómo dirigirme - dijo el recién llegado -. ¿debo dejarlo?
El padre Pastor no dijo nada, y el ermitaño volvió al desierto. Una semana después fue a visitar al padre Pastor otra vez.
- Mi orientador espiritual no sabe cómo dirigirme - dijo -. He decidido dejarlo.
- Éstas son unas sabias palabras - respondió el padre Pastor -. Cuando un hombre nota que su alma no está contenta, no pide consejos; toma las decisiones necesarias para preservar su camino en esta vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario